La NO conveniencia en las relaciones sexuales prematrimoniales
Rosalío Contreras
El pasado mes de abril de 2007 la Asamblea Legislativa del D.F. aprobó algunas modificaciones al código penal, y a la ley de salud del D.F. despenalizando el aborto que se realiza en las primeras 12 semanas de gestación.
Transcurridos los primeros 5 años de haberse aprobado estas modificaciones sobre la interrupción legal del embarazo (ILE), se arrojan las primeras cifras. El Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), asociación civil sin fines de lucro, fundada en 1991 y que promueve y defiende los derechos reproductivos de las mujeres en el marco de los derechos humanos, ofreció una serie de datos y gráficas a este respecto, que vale la pena observar y que el lector podrá visitar en:
https://www.gire.org.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=504&Itemid=1397&lang=es
Algunas cifras que esta asociación civil reporta son: Que de mayo a diciembre de 2007 (en 7 meses) se realizaron 4,799 abortos. Aproximadamente 685 abortos por mes. En el 2008 este número creció a 1,117 abortos cada mes, haciendo un gran total de 13 mil 404 abortos durante el año 2008. Para el 2009 se realizaron 16 mil 475 y para el 2010 se mantuvo casi la misma cifra cuando se efectuaron 16 mil 945. Pero el año 2011 se disparó la cantidad de abortos a 20 mil 313. Y en el 2012 esta cifra casi se mantuvo reportando 20 mil 485.
Solo cinco años después de haberse aprobado estas modificaciones, se han efectuado un gran total de 101 mil 372 abortos (ILE).
El crecimiento en la práctica de abortos legales aplicados, se hace más notable comparando el primer mes posterior a la aprobación de estas modificaciones en las leyes (mayo 2007) con solo 685 abortos efectivos, y los 1707 abortos reportados por mes para el 2012.
Otros dos datos por demás relevantes que ofrece esta organización (GIRE), son la edad y el estado civil de las mujeres que en estos años se han sometido a una interrupción legal del embarazo (ILE). Los números que ellos exponen, son los siguientes:
Usted podrá observar que el 52 % de las mujeres que se aplicaron un aborto ILE -en estos cinco años- eran solteras. Y el 47.8 % de ellas, oscilaban entre los 18 y 24 años de edad. Por cierto que estas dos cifras, son las más altas en ambas gráficas.
La misma organización (GIRE) haciando un balance preliminar del año pasado (2013), y sumando desde el año de aprobación de esta ley en el D.F. (2007) solo hasta el mes de noviembre de 2013 se habían efectuado ya, el gran total de: 111 mil 654 abortos ILE.
En cuanto a la edad y estado civil, ha permanecido la misma tendencia que en años pasados en las mujeres que se han practicado un aborto ILE en el D.F.
La conclusión más evidente y que quisiera puntualizar con todos estos datos y cifras, es la cada vez más frecuente y temprana actividad sexual que se está dando entre jóvenes solteros, y que finalmente les está llevando a encontrarse de frente con el dilema que representa un embarazo no deseado.
Recientemente observamos con horror un escenario cuasi-dantesco, cuando en China lograron rescatar de los drenajes a un bebé aún con vida. Algunos días después, apareció una mujer de 22 años diciendo ser la madre del niño. Y tratando de explicar lo ocurrido, simplemente dijo: “Se me fue por el drenaje”..
http://mexico.cnn.com/mundo/2013/05/30
¿Cómo se puede explicar -sin ofender la inteligencia del que lo escuche- que un bebé “se le pueda ir” por el drenaje, a su misma madre…? Difícil de responder. Pero resulta mucho más difícil de asimilar que la madre no pidiera ayuda, ni hiciera acto de presencia sino hasta que finalmente apareciera su bebé… ¡Con vida!
Y la sociedad indolente, permanece en silencio ante un hecho tan ignominioso que avergüenza y lastima la vida misma. Agraviando, no sólo “las buenas consciencias” de los activistas de PROVIDA, sino también a todo aquel que no tenga aún cauterizada la consciencia, quienes todavía no han perdido la capacidad de asombro ante los cada vez más grotescos actos del ser humano.
¿Cómo fue que nuestra sociedad llegó a semejante extremo? ¿Cómo es que de pronto nos encontramos con la cruda realidad de que cada vez son más los jóvenes -y cada vez de menor edad- que se encuentran de frente con la decisión de si deben o no interrumpir el proceso gestacional de un embarazo?
La pregunta que cada joven que ya tiene una vida sexual activa deberá responder es:
-Si yo –hombre o mujer- llegara a verme atrapado(a) de pronto en la trama de un embarazo no planeado, y me encontrara de frente con la decisión de interrumpir el proceso o tener un hijo… ¿Qué haría?
Pero todavía sería mucho mejor que cada joven se preguntara: ¿Cómo puedo evitar encontrarme en semejante circunstancia?
El razonamiento lógico generalizado de estos jóvenes, que resulta tan popular y divulgado ante la actividad sexual en esta generación, es este:
-Si ella y yo lo disfrutamos tanto… ¿Por qué debemos abstenernos de tener relaciones sexuales?
Esta es la clase de pensamientos irresponsables que más preocupa a los padres. Porque seguramente cuando los hijos se expresan de esta manera, los padres –con razón de sobra- sabemos que ellos se están dejando guiar por impulsos hormonales, y que terminarán por decidir sus vidas, movidos por sus instintos más primitivos. Lo peor de todo, es que estos jóvenes están actuando sin considerar -con sensatez- todos los alcances y consecuencias tan serias que esta manera de pensar tan ligera, de un momento a otro, podría traer a sus vidas. Los padres sabemos que cuando los hijos piensan así, no están calculando todas las posibilidades.
Por otro lado, nos guste o no, considere que la pregunta es honesta y tiene cierta lógica, al menos para ellos. Después de todo –piensan los jóvenes- “Si todos lo hacen, y además nos produce tanto placer… ¿por qué debería abstenerme de hacerlo?”.
Ante preguntas como estas, se requiere de alguien con mucha paciencia y sabiduría, que en amor y sensatez razone con ellos sobre la no conveniencia de las relaciones sexuales prematrimoniales.
Así es que, sin apasionamientos de ninguna índole, debemos admitir que esta pregunta requiere de una respuesta inteligente y bien razonada, si es que deseamos verdaderamente ser escuchado por estos jóvenes.
Comencemos por asimilar que a esta generación las amenazas, ya no le causan efecto. Sembrar el pánico en sus corazones -como nuestros padres lo hicieron en su momento con nosotros respecto a este y otros temas- ya no resulta. Porque hoy por hoy, al alcance de un “click”, estos jóvenes abren las compuertas del ciberespacio obteniendo de inmediato un enorme caudal de información, experiencias y opiniones diversas sobre asuntos como este y muchos otros más, lo que ha convertido a esta generación, en una progenie de “expertos conocedores” casi de cualquier tema.
Esta –por cierto- es una de las razones de que a nuestros jóvenes ya no les asuste la culpa que genera practicar un aborto. Y aún, el temor a realizarlo que prevalece en algunos otros jóvenes, queda polarizado en gran medida por la simple conveniencia de librar de momento la responsabilidad que la paternidad trae consigo.
No se polarice con sus hijos cuando ellos no coincidan con usted en su manera particular de pensar. No cierre las puertas de su corazón para tocar este y tantos otros temas que amenazan con destruir y corroer lo más preciado que tiene el ser humano, su libertad de pensar y decidir.
Mejor, tratemos de encontrar nuevas maneras de abordar los mismos temas y las dudas que nuestros hijos a diario enfrentan viviendo bajo una generación sin límites y con una libertad mal entendida. Por esto, extiendo una invitación a todos los padres que ahora me están leyendo, a que razonemos juntos sobre el importante tema de la no conveniencia de iniciar la actividad sexual prematrimonial.
Por el momento, en esta primera parte, lo único que deseo dejar en su mente es la urgencia de no perder el corazón de sus hijos, por el contrario, busquemos abrir nuevas maneras de comunicarnos con ellos.
Trate de imaginar que su hijo se encuentra aislado en una habitación cerrada desde el interior, y con la llave puesta en el cerrojo por dentro. Y usted, a través de una rendija puede ver que dentro de aquella habitación se encuentran un grupo de personas que le acompañan.
Podrá observar al primer sujeto bien vestido, elegante y con dos botellas de licor en las manos, preparado para la fiesta. Otro de los acompañantes de su hijo, es un individuo vestido como hippie, con la barba crecida, huaraches, rodeado de humo y con la mirada perdida. Carga un morral en el que oculta toda clase de drogas dispuestas a ofrecer. El tercer acompañante en aquella habitación es todo un personaje. Un intelectual. Un pensador. Uno de esos ateos dispuesto a ridiculizar las creencias que pueden sustentar la fe de su hijo.
En fin, cada sujeto que acompaña a su hijo representa un riesgo. Cada uno de ellos materializa un peligro: alcoholismo, drogadicción, pornografía, filosofías sutiles y engañosas, malas amistades, etc., pero una figura en particular llama su atención. Se trata de una mujer muy hermosa y sensual, que representa en sí misma toda clase de pecados sexuales. Naturalmente es esta mujer quién logra llamar poderosamente la atención de su hijo. Y ella corresponde sonriente y sensual a las miradas inquietas de su hijo.
Usted sabe que si su hijo se rinde particularmente a esta tentación, terminará enredado con otros dos o tres perversos y nosivos acompañantes.
Sé que en ese momento, los padres deseamos derribar aquella puerta para rescatar a nuestro hijo de los peligros que le asechan, pero eso no es posible. No olvide que aquella habitación permenece cerrada por dentro, y él es el único que puede abrir aquella puerta si así lo decide.
Bajo estas cirunstancias, usted, deberá limitarse a mantener el contacto con él a través de aquella pequeña ventana, y evitar por todos los medios que su hijo decida cortar comunicación con usted y cierre de un golpe aquella pequeña rendija.
Debo decirle que en efecto, aquella habitación existe con todos los elementos que antes he descrito. Se trata de la habitación de la mente. Y en efecto, su hijo se encuentra encerrado en ese lugar y permanece rodeado de toda clase de peligros materializados en personajes que hablan con él de noche y día, tratando de seducirlo. Buscando convencerlo e influírlo para que CREA que lo mejor que le puede pasar, es asociarse con alguno de aquellos perversos compañeros. Y debemos admitir que nuestro hijo, si así lo decide, podría sucumbir ante la tentación, y finalmente caer abatido en los lasos de cualquiera de aquellas amenazas.
Por otro lado, estoy plenamente convencido de que todos los mandatos expresados en la Palabra de Dios, son puestos para nuestra protección y bienestar. Además de que cada uno de ellos, en su misma estructura, guarda una lógica indiscutible.
La Biblia es muy enfática en cuanto a la fornicación, que es precisamente aquel pecado que describe las relaciones sexuales prematrimoniales. A este respecto el Apostol Pablo dice:
Huíd de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca (1Corintios 6:18)
Este mandato está estructurado de tal manera, que descubre que la fornicación es uno de esos pecados que van directo al propio ser. Lo que su lógica nos declara, es que la fornicación terminará por destruir a la persona que le permite la entrada.
¿Qué decir a nuestros hijos para lograr que ellos decidan decir NO a los pecados sexuales? ¿Cómo ser lo suficientemente claros para sonar convincentes? ¿Cómo podemos los padres, influír más allá de las conductas de nuestros hijos y llegar a su corazón? ¿Cómo lograr que nuestros hijos abran aquella puerta y experimenten el verdadero placer de vivir libres? ¿Cómo lograr que se convenzan a sí mismos de la no conveniencia en practicar las relaciones sexuales prematrimoniales?
Por la importancia, trascendencia y extensión del tema, decidí dividir este artículo en dos partes. Tengo mucho qué expresar y compartir con usted respecto a este tema. Así es que le invito a que permanezca al tanto del siguiente capítulo.
A pesar de todo… podemos lograrlo. Aún no todo está perdido. Así es que no nos abandonemos a la “suerte” de esperar lo que suceda. No nos encojamos de hombros y expresemos con resignación: “¡Qué más dá! Así están las cosas en estos tiempos”.
Admitamos que esta es la época bajo la que Dios nos permitió nacer y bajo la cual también, Él nos manda a honrar su palabra. Así es que no debemos claudicar y darnos por vencidos. Sé que la corriente que hoy por hoy arrastra a nuestros jóvenes es muy poderosa e influyente, y la lucha por el territorio de la mente se ha vuelto cada vez más aguda y compleja. Vivimos bajo una generación maligna y perversa que mal entiende su libertad, pero a pesar de todo lo mal que se vea el territorio podemos lograrlo, simplemente, porque mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo. Así es que no estamos solos en esta guerra. Alguien desea enlistarnos, y mejor aún, pelear a nuestro lado todas nuestras batallas.
En la primera parte de este artículo, expuse una serie de cifras escalofriantes respecto a la práctica del aborto ILE practicados en el D.F. posterior a las modificaciones que hiciera su Asamblea Legislativa. Pues ahora quisiera llamar su atención hacia el ángulo oculto bajo esos números, se trata de la actividad sexual prematrimonial, que finalmente fue la que arrastró, en poco menos de los últimos seis años, a estas 111 mil 654 mujeres a practicarse un aborto. No olvide que de estas mujeres, el 52 % eran solteras, de las cuales, el 47.8 % de ellas –que son más de 53 mil, prácticamente la mitad- oscilaban apenas entre los 18 y 24 años de edad. Pero los números anteriores no nos expresan la edad en la que las mujeres están inciando su actividad sexual.
En consulta, he podido identificar una cada vez más temprana actividad sexual en los adolescentes, que para mi sorpresa, he visto que oscilan entre los 13 y 15 años de edad. Pero sorprende mucho más las declaraciones expuestas en el periódico El Universal de Veracruz, apenas el pasado 11 de enero del presente. Que según el Instituto Municipal de la mujer, en Boca del Río Veracruz, afirma que en un estudio realizado por la facultad de enfermería de la región, se revela que el inicio de la actividad sexual en las mujeres de esta localidad, es apenas en 9 años de edad. ¡No hay tiempo qué perder! Se trata de nuestros hijos. Esperar a que las cosas simplemente lleven su curso, es arriesgar a nuestra familia a experimentar dolor por las decisiones tomadas.
Para comenzar, como antes le decía, el campo de batalla bajo el que nuestros jóvenes luchan, se libra en la mente, así es que, armemos nuestra estrategia para ganar en esta esfera.
Crear un ambiente apropiado
Comencemos por crear un ambiente apropiado que nos permita razonar con nuestro hijo. El lugar puede ser el jardín o la terraza de la casa, un parque o un café, o cualquier lugar que usted considere que sea apropiado para entablar una conversación profunda. Pero sobre todo, antes de estar frente a su hijo, prepare su corazón en oración para inciar su plática. Tome un tiempo para poner a su hijo en las manos de Dios. Ya en el lugar, después de disfrutar del café o deleitarse con el desayuno, trate de manera liviana algunos otros temas que sean de interés para su hijo, procurando que no sean temas confrontativos. Acto seguido, cuando vea la oportunidad de abordar el tema que le interesa, considere que usted deberá evitar algunas cosas y procurar algunas otras:
1.Evite emitir juicios y advertencias sobre las conductas sexuales que su hijo revele. Mejor procure escuchar con mucha apertura, atención e interés sobre lo que él quiera y se atreva a compartir con usted. Esto favorecerá la apertura de su hijo y evitará que active sus mecanismos de defensa.
2. Evite actuar como experto en el tema. Esta es una tendencia muy típica y recurrente que he visto en nuestra generación. Mejor procure acompañar a su hijo en SU proceso de cuestionamiento que precisamente Él debe elaborar sobre este importante tema. Si usted le ofrece este espacio, esto le ayudará a razonar con mucha mayor disposición.
3. Evite en esta plática las afirmaciones típicas que son elaboradas sobre las “Leyes de los deberes”. Mejor procure elaborar preguntas inteligentes. Esto permitirá que sea su hijo quien razone y cuestione sus decisiones.
Una nota MUY importante entre lo que los padres debemos evitar y procurar, en esta y en todas las pláticas que tengamos con nuestros hijos, es comprender y admitir que es el Espíritu Santo el que convence de pecado, justicia y juicio. Evite entonces hacer el pepel que solo puede hacer el Santo Espíritu de Dios. Nuestra única tarea -a este respecto- es facilitar el encuentro entre nuestro hijo y la Palabra de Dios.
El mandamiento es razonable en sí mismo y no requiere de nuestra intervención para hacer su función. Pero en el proceso, los padres podemos llegar a convertirnos en la piedra de tropiezo al hacerles odioso el escuchar lo que Dios quiera decirles. Porque los padres, movidos por el temor y por la premura del riesgo que este tema arrastra, luchamos en nuestras fuerzas queriendo someter a nuestros hijos bajo los rigores de los deberes del mandato, no permitiendo que ellos puedan asimilar y aceptar la conveniencia de vivir bajo el amparo de los principios que guardan los mandatos.
Las reflexiones que a continuación le comparto, son para que usted primeramente las analice y logre de este modo elaborar en su plática, preguntas inteligentes y bien razonadas. Las Escrituras afirman que las relaciones sexuales prematrimoniales NO son convenientes. Y este precepto tiene lógica, después de todo, la actividad sexual prematrimonial:
Produce una confusión de roles
La intimidad sexual prematrimonial produce un estado de indeterminación en la composición de la estructura de una pareja. Para comprenderlo mejor, pensemos por un momento en los diferentes matices que toman las relaciones interpersonales rumbo al compromiso. Si clasificamos las formas que adoptan, podemos identificar cuatro apartados claramente definidos que nos hablan de los cuatro momentos típicos por los que pasa una pareja:
Conocidos: En esta primera “caja” colocamos a la sociedad en general. Cualquier relación afectiva interpersonal tendrá como inicio este primer momento. Todo parte del círculo social en el que nos desenvolvamos, y dentro de ella, podrá observar que cada uno desempeña un rol o papel muy específico.
Los amigos: El segundo espacio lo ocuparán los amigos, que son aquellas personas en las que confiamos y con las que hemos congeniado. Si dos individuos pertenecientes a cierto círculo social deciden entrar a esta segunda categoría, gozarán de nuevos privilegios y roles redefinidos, como podrían ser: platicas profundas, revelación mutua de secretos, tiempo juntos, compartir algunas otras amistades, darse obsequios ocasionales uno al otro, etc.
Noviazgo: El tercer espacio lo ocupan los novios. Al subir a este nivel, podrá identificar que los privilegios y las resposabilidades para quienes juegan estos nuevos papeles han aumentado considerablemente. Entre las dos personas que salieron de la sociedad y entraron previamente al espacio de los amigos, y que ahora se encuentran en esta nueva categoría, podremos identificar que ambos se dedican tiempo de manera periódica, tienen contacto físico mucho mayor, se deben exclusividad uno al otro, y ante la sociedad, estos dos deberán buscar colocarse en la última clasificación:
El matrimonio. Este lugar representa el máximo nivel de compromiso al que las personas puedan aspirar. A la llegada a este espacio, ambos adquirirán una serie de privilegios y responsabilidades que los involucrados deberán cumplir si es que desean que su relación matrimonial funcione. En esta etapa, los compromisos ofrecen una plataforma ideal para obtener los nuevos privilegios. Por ejemplo: compartirse uno al otro en su tiempo y lugar de residencia, tener en común el dinero, procurar el bienestar emocional uno del otro, otorgar poder y pertenencia al consorte sobre el propio cuerpo, etc., en resumen, la pareja bajo este nivel de compromiso, deberá compartir un proyecto de vida. En este proceso, si una pareja que pertenece a una determinada clasificación, toma privilegios de la siguiente etapa, produce confusión en sus roles. Pensemos por ejemplo, en los amigos que se besan. No son amigos… son algo más. Pero no son novios… son algo menos. Estos “amigos” no sabrán como tratarse al no tener claramente definido sus roles, pero además, resulta menos probable que terminen comprometiéndose en un noviazgo formal. También será el caso de los novios que tienen relaciones sexuales, que por cierto, la relación sexual es un privilegio exclusivo para quienes han llegado a la última casilla –matrimonio- en donde se supone el cabal cumplimiento de ciertas responsabilidades para gozar de estos privilegios. De igual manera, los novios que tienen actividad sexual, disminuyen de manera importante la posibilidad de casarse.
Desencadena un impasse en la relación
Las relaciones sexuales prematrimoniales también desencadenan un estado de impasse en la pareja. Un impasse es un atasco, problema o lío. Si aplicamos el término a una relación afectiva, estamos pensando en aquellas parejas atascadas o ahogadas en medio de un atolladero. Noviazgos que juegan en un ciclo perverso que les lleva de la luna de miel hacia la acumulación de tensión, hasta llegar a la explosión y terminar en un franco y evidente distanciamiento afectivo. Para que después de liberada la presión, vuelvan de regreso a la luna de miel e inicien nuevamente la acumulación de tensión, explosión y distanciamiento. Dando vueltas una y otra vez a este doloroso ciclo, enajenando a la pareja en los empantanados enredos de una relación de impasse.
Esta clase de relaciones, se puede identificar en aquella parejita atrapada en la antigua danza infantil, aburrida y tediosa -pero a su vez muy concurrida- que como disco rallado solo sabe dar dos pasos: ruptura y reconciliación. Relaciones de impasse que pueden haber terminado e intentado rehacer su relación con otras personas, sin lograr la adecuada integración a la nueva pareja. Y que finalmente se ven “obligados” a regresar una y otra vez con la anterior pareja.
Las relaciones de impasse fallan desde el comienzo porque tienen un daño en su misma estructura, por lo mismo están destinadas al fracaso, porque lo que mal comienza… mal termina.
Un impasse será apenas el segundo eslabón de una cadena que enredará a la pareja en dos secuencias más: Se trata de la transformación de su estabilidad al generar una relación inestable e intensa, para finalmente convertirla en una relación tóxica.
Crea relaciones afectivas inestables e intensas.
Una relación afectiva intensa, es aquella en la que las emociones gobiernan y modifican el status quo de quienes la integran. Sólo por citar algunos ejemplos: puede tratarse de aquellos padres e hijos que no se pueden hablar sin levantar la voz o terminar peleando, hermanos que sienten llegar al colmo de no poder soportarse uno al otro, los esposos que discuten y explotan con frecuencia amenazando todo el tiempo con el divorcio, y por supuesto, son las parejas de novios que experimentan enojos intensos, celos, temor, dolor y toda clase de emociones difíciles de manejar, y que les generan un clima de inestabilidad e intensidad.
Pues la actividad sexual que se practica durante el noviazgo, produce -desde sus inicios- una muy evidente transformación de la relación afectiva al añadirle intensidad e inestabilidad. Esto se debe a que, con el inicio de la actividad sexual, ambos elementos de la pareja se quieren poseer uno al otro. La necesidad de control sobre el ser amado permea la relación, llegando a dominar a uno de los dos y haciéndole experimentar celos intensos. Al mismo tiempo, esta obsesión por el control, producirá en el ser amado un enojo y agotamiento natural por la conducta inquisidora del primero.
Intoxican la relación
Finalmente pensemos en la expectativa que se tiene del noviazgo. Porque este período es el tiempo en el que la ilusión y el buen trato dominan la relación. De ahí que el ideal en un matrimonio sea precisamente, que parezcan un par de “novios enamorados”. Porque los novios, embriagados por la ilusión que genera la pasión, anhelan y sueñan con todas aquellas cosas hermosas que la fantasía logra crear en torno a la persona amada.
Pues las relaciones sexuales prematrimoniales intoxican la relación de noviazgo, al extremo de llegar a transformarla prácticamente en un “matrimonio amargado”. Los novios que parecen un par de espositos, crean una relación tan problemática que se vuelve altamente tóxica. Discuten, se jalonean, se pelean, rompen o amenazan con romper todo el tiempo, armando escenas dramáticas muy intensas frente a sus amigos y familires, generando un clima de incomodidada a su alrrededor.
JÓVENES:
No vale la pena poner en riesgo tu noviazgo al no esperar los tiempos de maduración en una relación. ¿Por qué destruyes algo que pudiera ser tan hermoso y lo conviertes en algo tan noscivo? No te conveniente entorpecer el proceso del paso del tiempo. Considera lo que Salomón revela:
Dios hizo todo hermoso en su momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin (Eclesiastés 3:11 NVI).
Es mejor esperar los tiempos de Dios que pueden hacer de tu relación un lugar armonioso hasta llegar a convertirla en un felíz matrimonio.
He tenido la oportunidad de atender a una gran cantidad de jóvenes que al presente mantienen actividad sexual. Sé que cada vez son más los chavos que lo hacen, pero esto no significa que sea lo correcto.
Sé que se rumora por ahí que las relaciones sexuales prematrimoniales son mágicas, y eso es cierto. Porque cuando las relaciones sexuales hacen su acto de aparición en el noviazgo, desaparece el amor. Pero la magia no termina ahí, también pueden hacer que aparezca un chiquillo… y que desaparezca el novio.
No olvides que tú también fuiste enlistado para luchar al lado de nuestro Señor, y fuiste llamado a demostrar que es posible en este tiempo, marcar una diferencia.
PADRES DE FAMILIA:
El reto es que nos atrevamos a pensar en voz alta junto con nuestros hijos, para que así, podamos ayudarles a ampliar sus criterios sobre la vida y sus ofrecimientos. Logremos que sean ellos los que cuestionen su propia conducta y no entreguen el control de sus decisiones a sus más primitivos instintos e impulsos. Porque si un perro tiene sed, tomará agua del primer charco que se encuentre, porque un perro obedece a su sed. A diferencia de un ser pensante –como lo son nuestros hijos, aún que no lo parezca- que si le ataca la sed, seguro podrá esperar a llegar a su casa, pudiendo dejar pasar de largo el charco de agua sucia que fácilmente se encuentra por la calle.
Considere primeramente usted como padre esta serie de ideas, y después, le invito a que las reflexione con sus hijos.
Finalmente, añado una de las ideas más importantes que puedo exponer en este artículo, y es que: Las leyes de Dios son puestas por Él para que seamos realmente felices.
A veces pensamos que las reglas del juego son para fastidiar nuestra libertad y felicidad, pero no es así. Pensemos en un partido de futbol. Qué sucedería si alguno de los jugadores, ansioso por lograr meter gol, toma el balón con sus manos y corre a una mejor posición para lograr meter gol… ¿Disfrutaría de su logro? Claro que no! Simplemente, porque rompió la regla. La conclusión es simple, si quieres disfrutar del éxito que supone el gol de la victoria, tendrás que someterte a las leyes.
Así funcionan las reglas del juego de la vida sexual. Lo que hace verdaderamente placentera una relación sexual, es protegerla bajo el cobijo de las leyes del compromiso, la fidelidad y el amor.